Es de estos que aparecen justito cuando hacen falta,
te sonríe y
conoce que hay detrás de tu mirada,
te hace un gesto
de ternura, te alienta, golpea tu espalda,
y sabe decir lo
justo que renueva tu esperanza.
Llegó temprano a
tu vida, cuando vos ni te enterabas,
bendijo el
vientre materno donde ya vos habitabas,
le hizo una
broma a tu viejo, para que un babero usara,
y dio coraje a
tu vieja, que estaba un poco asustada.
Entre abuelos y
padrinos, te bautizo una mañana,
y se reía
contento, yo no se que le causaba,
que al mojar tu
cabezita, tus puñitos se cerraran,
y con un beso en
la frente te abrió el camino a la gracia.
Creciste y ahí
estuvo, con amor, ternura y ganas,
viendo que se te
prepare, para tan sagrada Gracia,
siempre
queriendo brindar lo mejor que hay en su alma,
si sabremos de
su afecto (aunque un reto siempre daba),
a fotógrafos
prudencia..., a padres y abuelos calma,
y después
si.....
la primera
comunión bajo su atenta mirada.
Lo demás ya te
acordás, de joven, esas palabras,
que dieron luz a
las sombras de tu existencia apurada,
y te bendijo mil
veces, tal ves con distintas caras,
pero siempre
estuvo ahí, Padre y Pastor de tu alma.
Por su humildad,
muchas veces, no lo vimos que ahí estaba,
y paso
inadvertido, por nuestra vida agitada,
porque es parte
de su entrega, el dar sin esperar nada,
porque es fiel a un llamado, y quien ama no reclama.
El es el que te
confiesa, y un camino te señala,
parte el pan
todos los días y espera tu llegada,
Es Cristo que
está presente en la mesa preparada,
y por vivir
viernes santos, tiene un mensaje de Pascuas.
Vos sabes de
quien te hablo, tu curita de la guarda,
que convencido
se entrega, que con ahínco trabaja,
el elegido de
Dios para ser pastor de almas,
el que quiere
dar su vida, porque gana al entregarla.
¿Pero sabés una
cosa?..., tu curita de la guarda,
que convencido
se entrega, que con ahínco trabaja...,
sufre, se
enferma, pelea, tiene cargas que lo cansan,
es como vos, carne
y hueso, es débil y a veces sangra.
Dale un gesto de
ternura, disculpale alguna rabia,
abrazalo, dale
un beso, preguntale como anda,
y rezá mucho por
él, que tu oración lo apuntala,
en la difícil
tarea que el señor le encomendara.
Sos la razón de
su entrega, y vos le hacés mucha falta,
se sabe amado y
querido, ¿pero sabés lo que pasa?,
a veces se
siente solo y no es por falta de gracia,
sino que el
calor humano, da frescura a nuestras
almas.
Por tu amor, por
tu entrega,
gracias hermano,
mil gracias,
y vos hermano
esta noche también a Dios decí gracias,
porque puso en
tu camino, un curita de la guarda.