LAS AMANTES DEL CANTOR

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Buscador de amaneceres,
constructor de serenatas,
artesano de sonidos,
encantador de calandrias.

Explorador de la noche,
hasta ver la luz del alba,
hubo lugar en sus brazos
para mujer y guitarra.
 
Se fue el cantor y ahí están
las dos damas enlutadas,
la mujer gime su pena,
la guitarra está callada.

Lo buscan en una estrella,
lo escuchan de madrugada,
quieren hundirse en los montes,
buscarlo en las salamancas,
en el silbido del viento,
en mil cuerdas desgastadas,
en ritmos de chacareras
en acordes de una zamba…
 
Van repitiendo su nombre,
las dos viudas enlutadas,
las amantes del cantor:
La Mujer y La Guitarra.