LAS CINTAS DE MI GUITARRA

 

La miré de arriba a abajo,
del clavijero a la caja,
color de miel era el pecho,
de marrón río su espalda,
un corazón hecho hueco
con una boca labrada,
por un criollo artesano
sobre madera importada.
 
Atorao por la alegría
sólo quise acariciarla,
y secretearle a su cuerdas
hace cuanto la esperaba,
que iba a desvirar mil tientos
del sentimiento en su caja...,
y de tanto y tanto verla,
pensé que algo le faltaba.
 
Podría haberla dejao
nomás sencilla y sin nada,
pero yo quise adornarla
porque es hembra mi guitarra,
y recorrí su silueta
embelezao por su estampa,
y até en la punta e´ su cuello
cintas celestes y blancas.
 
Qué linda estaba la moza!
Qué ganas de enamorarla!
De tomarle  la cintura
y despacito templarla,
de decirle que conmigo
trasnochará madrugadas,
bebiéndonos mil luceros
hasta el despunte del alba.
 
Y así empezó este romance
que crece cada mañana,
madera que de orgullosa
usa vincha color patria,
estandarte de una tierra
que yo evoco con palabras,
y ella soltando e´ su pecho
milonga, estilos y zambas.



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